Ciclismo y smogDesde el inicio de la Revolución Industrial, allá a finales del siglo XVIII, la contaminación ambiental se ha ido incrementando a pasos agigantados hasta convertirse en un asunto de importancia vital a nivel global. En las ciudades, en especial en las más industrializadas, el fenómeno denominado smog (del inglés smoke, humo, y fog, niebla) ha saturado el ambiente, alimentado principalmente por el humo que producen los vehículos automotores y algunas fábricas.

En defensa del ambiente se han presentado innumerables medidas y líneas de acción; una de ellas sugiere incentivar a la población a limitar el uso de los vehículos con motores de combustión y recurrir a transportes más “amigables” con el ambiente, es así como cada vez más se propone el uso de la bicicleta en las áreas urbanas como medio de transporte no contaminante; esta propuesta, además, viene reforzada con el hecho de que, innegablemente, el ciclismo es un excelente ejercicio tanto para el sistema cardiovascular como para el respiratorio y el músculo-esquelético, por lo que al mismo tiempo que se protege el ambiente, se está cuidando la propia salud.

Sin embargo esta opción plantea a su vez un dilema: practicar un ejercicio aeróbico, como el andar en bicicleta, en medio de un ambiente tan contaminado como el de una gran ciudad, ¿no implica el inhalar cantidades considerables de smog, y por lo tanto, intoxicar el organismo? Hasta hace poco, estudios efectuados en Europa y Estados Unidos no habían arrojado resultados concluyentes, puesto que habían sido llevados a cabo en ciudades con niveles de contaminación relativamente bajos, donde los efectos benéficos del ejercicio superaban con creces al impacto negativo del ambiente.

A fin de resolver esta disyuntiva, científicos de la Universidad de Cambridge, Inglaterra, realizaron una investigación en la que compararon los resultados obtenidos en estudios epidemiológicos efectuados en diversas locaciones alrededor del mundo, en los cuales se efectuaron mediciones de los beneficios del ejercicio en contraste con los riesgos de intoxicación, tomando en cuenta intensidad y duración de los desplazamientos en contextos con diferentes niveles de contaminación. Los resultados, publicados en la revista Preventive Medicine a principios del presente mes de mayo, indican que aún en ambientes fuertemente contaminados, los beneficios obtenidos por el ejercicio superan con seguridad el riesgo de intoxicación.

Tal como lo expresó el Dr. Marko Tainio, jefe del equipo investigador de la Universidad de Cambridge, “incluso en Nueva Delhi, una de las ciudades más contaminadas del mundo, con niveles de contaminación diez veces mayores que los de Londres, la gente tendría que usar la bicicleta más de cinco horas a la semana para que los riesgos de la contaminación superaran los beneficios para la salud”.

GF

Con información de lanacion.com.ar

Beneficios de andar en bicicleta superan daño de la contaminación ambiental a los ciclistas