La visión es la facultad por la cual se percibe el mundo exterior a través imágenes captadas por los órganos visuales, los ojos; éstos son órganos muy especializados y por lo tanto, sumamente delicados, por lo que requieren atención y un esmerado cuidado para mantenerse en óptimas condiciones y cumplir su importante función.

Imagen referencial, buena salud visualPara conservar o lograr una buena salud ocular, es imprescindible iniciar el cuidado de los ojos desde la infancia, a través de una nutrición sana, completa y balanceada, mantener una higiene escrupulosa y acudir al especialista para efectuarse chequeos oftalmológicos periódicos a fin de prevenir, detectar y corregir oportunamente cualquier molestia o afección ocular.

En lo referente a la alimentación, es recomendable incluir legumbres de hojas verdes y frutas cítricas; éstas contienen gran cantidad de vitaminas y antioxidantes que protegen la salud de las células oculares y previenen muchas patologías. Igualmente valiosos son los huevos, las frutas y los vegetales de colores brillantes, por su alto contenido de luteína y vitamina A, las cuales protegen al tejido ocular de la luz excesiva y favorecen la regeneración de los fotorreceptores de la retina. También es importante el consumo de pescados grasos, como el salmón, el atún y las sardinas, particularmente durante la infancia, ya que son una fuente abundante de omega 3, un ácido graso fundamental para el desarrollo de los tejidos del ojo, y que además ayuda a prevenir otras molestias, como el ojo seco.

Con respecto a la atención del especialista, lo más aconsejable es practicar un chequeo anual a partir de los tres años de edad; sin embargo, los bebés prematuros, así como aquellos cuyos padres presentan ciertas patologías metabólicas y/o genéticas, deben ser examinados por el oftalmopediatra desde el nacimiento y observados durante el primer año de vida.

Las evaluaciones iniciales permiten verificar el correcto desarrollo y funcionamiento de todos los elementos del sistema visual y el aparato lagrimal, así como determinar la agudeza visual y comprobar si existe alguna alteración en la graduación que haga necesario el uso de lentes. Estos chequeos tempranos permiten igualmente diagnosticar cualquier anomalía, como estrabismos o nistagmas (movimientos oculares rápidos), y tratarlos oportunamente.

Al llegar a la edad adulta, por lo general el desarrollo de las estructuras está completo y la graduación visual se ha estabilizado; a partir de ahora la atención del oftalmólogo se enfoca en medir la presión intraocular y hacer estudios de fondo de ojo, a fin de descartar enfermedades en la retina, entre otras patologías. En caso de haberse diagnosticado deficiencias en la agudeza de la visión, este es el momento más recomendable para corregirlas mediante cirugías refractivas.

Luego de los cuarenta años comienzan a aparecer afecciones degenerativas causadas por el envejecimiento, como el ojo seco, la presbicia, el glaucoma y las cataratas; éstas se diagnostican mediante la medición de la presión ocular, la evaluación del segmento anterior, el estudio del fondo de ojo, que incluye retina y nervio óptico, y el examen del campo visual.

En cuanto a la higiene visual, las recomendaciones generales incluyen el evitar tocarse los ojos, a fin de no propiciar el contacto con gérmenes y, por lo tanto, la aparición de infecciones; igualmente debe evitarse la exposición a agentes contaminantes, como el polvo, el polen, el humo o gases tóxicos, los cuales pueden causar la irritación e inflamación de la conjuntiva.

La luz directa sobre los ojos puede causar fatiga y daños por sobreexposición, especialmente si se trata de luz solar; es aconsejable el uso de lentes de sol con filtro certificado contra los rayos ultravioleta; igualmente en climas calurosos y secos, con alta radiación solar, en ocasiones es recomendable el uso de lágrimas artificiales.

En caso de que por razones de trabajo sea necesario fijar la vista en objetos pequeños, permanecer tiempo prolongado frente a la computadora o forzar la vista de alguna manera, es importante intercalar períodos de descanso de al menos cinco minutos cada hora; si la fatiga ocular se presenta, debe suspenderse la actividad y descansar, si los síntomas persisten o se presentan con frecuencia debe consultarse al oftalmólogo.

LQ

Con información de agencias y El Carabobeño

Cuidados necesarios para una buena salud visual
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