La tala indiscriminada de árboles, la emisión de gases invernadero, la contaminación de los ecosistemas, la sobreexplotación de los recursos, y un largo etcétera, son actividades humanas que impactan negativamente el ambiente y causan estragos sin que hasta ahora, se tomen acciones realmente firmes y evidentes -más allá de declaraciones- por parte de muchos gobiernos o Estados para detener la depredación. Así lo indican informes y expertos. Pero hay excepciones y «es posible un cambio para mejorar», un país ha dado un paso muy importante en la lucha por proteger al planeta; Noruega ha decidido apostar fuerte a disminuir y detener la deforestación.
En efecto, el pasado mes de mayo la agencia Climate Action de las Naciones Unidas anunció en un comunicado que Noruega acaba de convertirse en el primer país del mundo en asumir el compromiso de acabar con la deforestación, a través de la implementación de políticas de contratación pública que prohíben la comercialización de cualquier producto en su cadena de suministro cuya elaboración implique o participe de algún modo en la tala de árboles.
En relación a este tipo de productos, datos recopilados por Climate Action revelan que solamente la producción de aceite de palma, aceite de soja, de carne de vacuno y la industria maderera representaron un 40% de la tala de bosques tropicales y un 44% de las emisiones de carbono relacionadas entre los años 2000 y 2011 en Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay, Indonesia, Malasia y Papua Nueva Guinea, países cuya tasa de deforestación es elevada.
Esta decisión en contra de la deforestación es la segunda iniciativa del país nórdico a favor del ambiente; la primera fue en el año 2008, cuando Noruega donó mil millones de dólares a Brasil para apoyar el combate de la tala de árboles; gracias en parte a esta colaboración, en el pasado año 2015 Brasil logró disminuir la deforestación en un 75%, lo que significó la salvación de más de ocho millones y medio de hectáreas de la selva amazónica y la reducción de 3,2 millones de toneladas en la emisión de CO2.
Ya Noruega dio ese paso tan importante, así como Brasil que por su parte se ha puesto a trabajar en positivo. Por el bien del ambiente y el de la vida, esperemos que otros países se sumen a esta iniciativa.
GF