La hipertensión arterial es una patología del sistema circulatorio conocida como el “asesino silencioso” porque en la mayoría de los pacientes no produce dolor ni síntomas; es la primera causa de infartos, insuficiencia cardiaca, ictus, ceguera, insuficiencia renal, impotencia sexual, claudicación de extremidades y fallecimiento. Se calcula que alrededor de nueve millones de personas mueren anualmente en el mundo a causa de esta enfermedad.

Hábitos saludablesLos principales factores de riesgo de la hipertensión arterial son la edad, la obesidad y el sobrepeso, y tener antecedentes familiares de la enfermedad. Para prevenirla es importante mantener hábitos saludables de vida, especialmente si se tiene uno o más factores de riesgo; estos hábitos incluyen una dieta saludable y balanceada, actividad física constante y acudir periódicamente a control con el médico especialista.

Una medida preventiva de particular importancia es vigilar el consumo de sal. Se considera que la sal es un micronutriente necesario para la vida, no sólo porque permite realzar el sabor de los alimentos, haciéndolos más agradables para el paladar humano, sino también porque ejerce una función importante en la hidratación del organismo, ayuda al sistema nervioso en la transmisión de impulsos al cerebro para la relajación de los músculos, regula el sueño y combate el estrés.

Sin embargo, debe consumirse con prudencia ya que, precisamente por su propiedad de regular los líquidos en el organismo, una ingesta superior a la necesaria puede producir retención de agua y, en consecuencia, una elevación de la tensión arterial; en este sentido, la Organización Mundial de la Salud recomienda un consumo diario de cinco gramos de sal y no más de 2.000 gramos de sodio.

Algunos especialistas sostienen que, consumida con moderación, la sal puede resultar muy beneficiosa para la salud, por lo que no es necesario suprimirla completamente de la dieta; así lo sostiene la doctora Lina María Valencia, profesional de la salud en Nutrición en Movimiento: “La sal es sumamente necesaria. De hecho, es uno de los minerales que se encuentra en mayor proporción en nuestro cuerpo. Es importante para absorber algunos nutrientes como la glucosa, permite regular las funciones del riñón e influye en la biología celular, permitiendo que el cuerpo tenga funciones vitales”.

La composición química de la sal es un 40% de sodio y un 60% de cloro, elementos que se encuentran en la mayor parte de los alimentos que consumimos diariamente; según señala la Organización Mundial de la Salud, “El sodio se encuentra naturalmente en alimentos como la leche y otros productos lácteos, y los huevos; y en cantidades mayores en productos alimenticios procesados, como el pan, carnes procesadas y condimentos como la salsa de soja y cubos para preparar caldos y sopas”.

LQ

Modere la sal, así controla la hipertensión y come con gusto