El tráfico, las prisas, el ruido, la contaminación, el estrés de la vida diaria, todo se confabula para acabar con nuestros nervios y hacernos desear que llegue ese bienaventurado momento del año en que podemos relajarnos y descansar: las vacaciones. Sin embargo, las vacaciones duran solamente unos días, y cuando terminan nos vemos inmersos de nuevo en el caos y bastan pocas semanas para que volvamos a subir al máximo nivel de estrés.

 

Estar en contacto y disfrutar de la naturaleza da salud al corazónAfortunadamente, no es necesario esperar un año entero para liberarnos de tensiones y descansar, basta media hora a la semana en contacto con la naturaleza para obtener los mismos beneficios en nuestra salud mental y emocional. Y, lo que es mejor, para proteger la salud de nuestro corazón.

Así lo revela un estudio realizado por expertos de la Universidad de Queensland en Australia, y publicado en la revista Nature Scientific Report, según el cual con sólo pasar treinta minutos cada semana en contacto con la naturaleza, se puede lograr un descenso de entre un 7% y un 10% en el riesgo de hipertensión arterial.

Para pasar tiempo con la naturaleza no hace falta internarse en un bosque, o escalar una montaña; es suficiente sentarse en un banco de una plaza o un parque, o respirar aire fresco en un jardín. Por supuesto, si es posible realizar cualquier actividad física ligera al aire libre, como trotar o simplemente caminar, los beneficios que se conseguirán serán mayores, porque a través del ejercicio se aumenta la oxigenación del organismo y se previenen enfermedades crónicas, como la diabetes o la obesidad.

“Si todos destináramos sólo media hora a estar en el parque más cercano a nuestras casas o lugares de trabajo, veríamos cómo nuestra salud mejora y también nos sentiríamos mejor”, aseguró Richard Fuller, uno de los responsables de la investigación.

Para obtener las bondades que proveen esas “dosis” semanales de naturaleza es necesario que tales encuentros se lleven a cabo durante al menos un año, así que es importante perseverar en esas citas y no abandonar los espacios ganados al estrés.

El informe también señala que no son sólo los adultos quienes se benefician con esta práctica; por el contrario, quienes más disfrutan estos encuentros naturales son precisamente los niños; señala que en esos momentos de esparcimiento, rodeados de áreas verdes, los pequeños se relajan y los niveles de estrés causados por conflictos en la escuela, los exámenes escolares o los problemas en casa se reducen considerablemente.

Los menores que crecen alrededor de ambientes con naturaleza tienen un mejor desarrollo de sus neuronas. Si comparten con sus familias u otros niños de su edad, tendrán también lazos sociales más fuertes. Además, cuando son adultos tienen una mayor conciencia ambiental”, afirmó Danielle Shanahan, coordinadora de la investigación.

 

LB

 

Media hora semanal en contacto con la naturaleza preserva la salud del corazón