Higiene-Prevención-Lavarse las manos

Todos recordamos aquellas costumbres y normas que nuestros padres nos inculcaban en nuestra infancia, entre las cuales destacaba aquella regla inapelable, “lávate las manos”, antes de comer, al regresar de la calle, antes de tocar a un bebé; este sencillo pero importantísimo acto era, y sigue siendo, el modo más fácil y seguro de evitar un sinnúmero de enfermedades, a pesar de que no siempre recordamos ponerlo en práctica como nos enseñaron cuando niños. Es por eso que, con la finalidad de crear conciencia en la población sobre el valor preventivo de esta práctica, desde hace diez años se celebra cada 15 de octubre el Día Mundial del Lavado de Manos.

 

Tanto la Organización Panamericana de la Salud (OPS) como la Organización Mundial de la Salud (OMS) catalogan el acto de lavarse las manos como una “vacuna” que puede aplicarse uno mismo; en este sentido señalan que “la diarrea, una de las enfermedades que mata más niños pequeños en el mundo, podría reducirse en gran medida si todos lavaran sus manos luego de ir al baño y antes de manipular los alimentos y comer, entre otros”.

En efecto, lavarse las manos cuidadosamente, con agua, jabón y un cepillo para uñas, durante al menos dos minutos, es una de las formas más eficaces y económicas de prevenir enfermedades infecciosas, como las diarreas y enfermedades respiratorias que cada año causan la mayor parte de las muertes infantiles. Según las estadísticas, más de 3,5 millones de niños mueren víctimas de enfermedades diarreicas y respiratorias agudas antes de cumplir los cinco años de edad; gran parte de estas muertes podrían ser evitadas, simplemente lavándonos las manos con frecuencia, y sin embargo, “a pesar de ser una barrera protectora, el lavado de manos con jabón rara vez se practica y no siempre resulta fácil promoverlo”, manifiestan representantes de estas organizaciones.

Por tales razones, este año la OMS ha iniciado la campaña preventiva “Salve vidas: límpiese las manos”, con la finalidad primordial de crear conciencia en la población acerca de la vital importancia que tiene el que todas las personas se laven las manos en forma adecuada y oportuna, especialmente aquellas que se desempeñan en labores sanitarias.

Tiempo atrás, estas sanas costumbres se enseñaban en la casa y se reforzaban en la escuela, de tal modo que se afianzaban en el individuo y pasaban a formar parte de su vida cotidiana y, llegado el momento, las transmitía a sus hijos y nietos; lamentablemente, en la actualidad estas prácticas han caído en desuso hasta cierto punto, llegando a darse el caso de que incluso algunos profesionales de la salud, en ciertas circunstancias, no se lavan las manos antes de atender a un paciente.

En vista de lo anterior, sería aconsejable retomar la enseñanza de estas prácticas desde la escuela primaria, a través de la creación de asignaturas destinadas a la formación de hábitos de higiene y salud en los niños; así se podrían combatir con mayor efectividad males como la obesidad infantil, el consumo excesivo de comida chatarra, e incluso hábitos tan perniciosos como el alcoholismo y el tabaquismo, cada vez más frecuentes en los jóvenes, y por supuesto, sería posible inculcar en ellos hábitos de higiene y aseo personal, así como la costumbre de lavarse las manos, prácticas tan necesarias y tan abandonadas en los tiempos que corren.

 

LB

Lavarse las manos, un hábito tan sencillo como vital
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