Los médicos están conscientes de la importancia de impedir el contagio siguiendo las recomendaciones generales de la OMS y lo que indica el sentido común. Sin embargo, también resaltan que al usar la mascarilla durante un esfuerzo físico como el ejercicio de alto impacto y por tiempo prolongado se vuelve más difícil inhalar la cantidad de aire necesaria para la oxigenación del cuerpo.
Deportistas como corredores, ciclistas, tenistas, entre otros, encontrarán muy difícil y fatigoso practicar estas disciplinas con un cubrebocas o mascarilla sanitaria colocada. Si la demanda de esfuerzo ya es considerable durante su entrenamiento y competencias, es lógico imaginar que usar un tapabocas podría incluso afectar la capacidad pulmonar de la persona debido a que este dispositivo de protección aumenta la resistencia al flujo de aire.
Pero, ¿qué ocurre en el cuerpo durante el ejercicio, que podría verse seriamente afectado por el uso de una mascarilla que actuaría como un tapón? Pues bien. En el caso de un futbolista, en pleno campo toma aire a una velocidad estimada de 40-100 litros por minuto para correr, agacharse, patear el balón, detener a un oponente. Durante su desempeño deportivo, considerado como pesado, los músculos producen el ácido láctico que se manifiesta a través de la característica sensación de ardor o efervescencia. Luego, se transforma en dióxido de carbono que debe ser expulsado para comenzar el ciclo de inhalación en seguida.
Si el deportista debe usar una mascarilla no adecuada, este dióxido de carbono sin duda queda atrapado en esta barrera. La dificultad para respirar comienza a aumentar, al igual que la ingesta de dióxido de carbono sin liberar, el aire no se renueva, lo cual afectará al individuo. La persona puede llegar a desvanecerse debido a la falta de oxígeno a través de las vías respiratorias y que debe ser distribuido por todos los órganos para su correcto funcionamiento. Pero es importante aclarar que no es del todo cierto que sea a causa de la inhalación del dióxido de carbono propiamente, sino también a condiciones médicas previas de la persona.
Conocer bien los diferentes tipos de mascarillas disponibles
Cuando se trata de caminatas a paso moderado, en oposición a pruebas de rendimiento, es posible que el individuo pueda llegar al final de su rutina sin mayores inconvenientes ni daños a su salud.
La interrogante sobre el uso o no de la mascarilla durante el ejercicio físico y entrenamientos prevalece. Investigadores, docentes y deportistas comprenden la importancia de protegerse durante la pandemia. No obstante, es evidente que la comunidad deportiva en general requiere de alternativas para ir retomando la “normalidad” y preservar el acondicionamiento físico alcanzado hasta ahora.
Existen protocolos de fabricación adaptados al sector médico, a la industria petrolera, al área de asistentes de salud como enfermeras, al sector de recolección de desechos en las calles y al usuario común. Esto quiere decir que el deportista debe asesorarse para adquirir y usar durante sus prácticas la mascarilla que le permita continuar con su dinámica de la manera más eficiente posible y sin afectar su salud.
Se entiende que existen las mascarillas higiénicas, que son las que debe usar una persona sana para protegerse en su vida diaria y se reconocen por su forma ovalada. El usuario debe revisar especificaciones como: talla, material, si es reutilizable o de un solo uso. Luego están las quirúrgicas, para las personas que son sintomáticas o asintomáticas positivas, con forma rectangular, tejido específico para el filtrado de partículas, estándares de calidad y recomendaciones de uso. Normalmente, se recomienda no usarlas más de cuatro horas o cuando estén húmedas. También están las mascarillas EPI (Equipo de Protección Individual) con distintos grados de protección (1, 2, 3), puede llevar o no válvula de exhalación y puede ser reutilizable o no según las especificaciones. Generalmente son las que usan los médicos.
GFCh
Con información de agencias, opinión de expertos y medios especializados