Son conocidos los beneficios para el organismo que brinda practicar una actividad física o deporte. Nadar, trotar, hacer tenis -por ejemplo-, pues mejora la resistencia física, regula la presión arterial, ayuda a tonificar los músculos, incrementa la densidad ósea, favorece la flexibilidad articular, permite mantener el peso ideal, incrementa la fuerza muscular. Todo ello, en combinación con una dieta balanceada, ayuda a evitar enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes, etcétera.

Pero, estas actividades también brindan beneficios en el campo emocional, lo cual redunda en el crecimiento o desarrollo personal no físico así como en la formación de la personalidad

En el caso de los adolescentes, se ha determinado que a la mayoría le resulta difícil mantener la constancia en la práctica de alguna actividad física o deportiva, pues al primer contratiempo suelen abandonarla.

Los adolescentes, aunque se desestime, están sujetos a sus propias presiones, incluyendo los cambios hormonales, el deseo de ser autónomos, la extrema sensibilidad al entorno y las relaciones que implica la pubertad.

Tales circunstancias los hacen más sensibles a cualquier norma o exigencia externa. Suelen quejarse de los horarios estrictos para una práctica, si pierden una competencia ya no quieren volver a entrenar o participar en otro encuentro; se desaniman fácilmente.

La faceta más positiva del deporte en la vida de un adolescente
Las actividades deportivas desarrollan capacidades y permiten descubrir nuevas formas de socializar

No obstante, también son muchos los casos de éxito en los que el joven se siente motivado a seguir adelante, a mejorar con cada entrenamiento,  a descubrir nuevas maneras de socializar mientras hace sus prácticas. Esta es la faceta más positiva del deporte en la vida de un adolescente.

Una de las actividades físicas más simple conocida es caminar. Salir de paseo a un área abierta ayuda a regular la respiración, controlar el estrés, apreciar el entorno y compartir con algún acompañante. Luego de caminar se puede pasar a trotar, o correr, lo cual aumentará la capacidad de competir, el deseo de llegar a la meta y obtener un reconocimiento por el esfuerzo.

Valores y responsabilidad

Es allí donde surgen los valores de la responsabilidad, la camaradería, el respeto por sí mismo y por los compañeros, la satisfacción no solo de ganar sino de participar y saber que sí posee habilidades para el deporte que ha escogido.

Los adolescentes que practican deportes conocen de retos, autoconfianza, autonomía, liderazgo, empatía. Todos estos valores, bañados con la adrenalina propia de la juventud, cran un escenario propicio para la realización y el crecimiento personal.

Las competencias y el deporte van forjando la voluntad, la personalidad y el carácter

El adolescente atraviesa una etapa de transición difícil, sensible, crucial en su autodeterminación. Requiere, por supuesto, del apoyo y comprensión de padres, maestros y familiares para ayudarlo a enfrentar el miedo, la frustración, comprender la importancia de seguir adelante y lograr sus metas en cualquier área que se lo proponga.

Potenciar nuestra fuerza de voluntad y capacidad para la defensa de ideales

Expertos y medios especializados en las ciencias de la conducta, plantean que sin este apoyo es fácil que el adolescente se sienta incomprendido y desista no solo en un deporte sino en los estudios, una relación amorosa, un compromiso religioso o cualquiera que sea la circunstancia.

La disciplina y la constancia en el deporte, por el contrario, le ayudarán no solo a mantenerse en forma y saludable, sino a potenciar su fuerza de voluntad, su personalidad y carácter, así como la capacidad para defender sus ideales y alcanzar los objetivos que se proponga con esfuerzo.

MP

Con información de agencias y medios especializados

Beneficios del deporte en el crecimiento o desarrollo personal no físico