Efectivamente, la pandemia ha tenido impacto y ha empeorado este ámbito -el laboral- de la actividad humana, elevando al máximo el nivel de precariedad de la mujer, quien ya es objeto de una desigualdad en materia de derechos y reivindicaciones.
Analistas estiman que en vista de la vulnerabilidad de la mujer, será uno de los colectivos más golpeados por los efectos del coronavirus COVID-19 desde el punto de vista social y económico.
Es una realidad que la reincorporación a la vida productiva para la reactivación económica de los países se está organizando por sectores prioritarios, con un plan de actividad de pocos días, seguido de una cuarentena corta para vigilar focos de contagio. En esta dinámica a nivel mundial, la prioridad es para los sectores construcción, manufactura, transporte, donde el 99% de los trabajadores son hombres.
Confinamiento múltiple que incluye afectación emocional y laboral
Las mujeres cuyos empleos mayoritariamente en la actualidad están en el sector de servicios domésticos, fábricas de calzado o ropa, estética, por ejemplo, están en desventaja debido a que aún estas áreas laborales no son consideradas “clave” o “importantes” en el proceso de reactivación económica.
Sin ánimo de generar polémica, pero sí de encontrar e impulsar soluciones, algunos analistas laborales buscan crear conciencia respecto al hecho de que el desempeño laboral de la mujer será el más golpeado por la crisis sanitaria, que además ha originado discriminación incluso en el área de la asistencia médica, con enfermeras, mujeres médicos y técnicos así como personal femenino de mantenimiento, cuya labor es minimizada ante sus pares del sexo opuesto. Así mismo, como usted lo está leyendo.
Flagelos como salarios bajos, pobreza, deficiencias nutricionales, menor acceso al mercado laboral y a las ayudas sociales, así como la violencia de género contra la mujer son agravados por la pandemia. Sin olvidar el hecho de que el segmento femenino ha resultado el más expuesto a la enfermedad con graves implicaciones para su salud y la de sus familias.
Adicionalmente, es importante resaltar que, a consecuencia de esta dinámica de reactivación económica, la mujer permanece en casa al cuidado de los hijos y las personas de edad avanzada. Una tarea poco valorada, de alto riesgo y de alta exigencia de capacidad física y emocional. De manera que la mujer enfrenta un confinamiento múltiple, pues no solo se trata del aislamiento social para evitar el contagio, sino el confinamiento emocional y laboral.
MP
Con información de agencias de noticias y otros medios internacionales