Sin duda, en el caso de los animales priva el instinto de supervivencia frente a otro grupo que está enfermo o que es su mayor depredador. La conducta del aislamiento frente a la enfermedad se ha visto en laboratorios en algunos grupos de primates, peces, insectos y aves (Foto: tomada de elsumario.com)

La cuarentena a causa del coronavirus ha obligado a los seres humanos a permanecer en sus hogares y realizar desde allí su trabajo y sus estudios, en la medida de lo posible. Las calles se quedaron prácticamente vacías en unas horas debido a la necesidad de prevenir y evitar el contagio por el contacto con el virus.

Sin embargo, el proceso de adaptación, que aún no termina luego de más de seis meses a nivel mundial, no ha sido fácil debido a que los humanos están habituados a socializar en espacios distintos a los linderos o fronteras reducidas de la vivienda.

En todo caso, la cuarentena siempre se ha utilizada como un mecanismo de protección frente a una amenaza de contagio. Por ejemplo, cuando una persona tiene hepatitis, varicela o bronquitis es aislada para su recuperación y al resto de la familia no se le permite compartir utensilios, prendas de vestir y espacios del hogar con el paciente. Una vez que se cumple la etapa crítica que implicaría la propagación de la enfermedad, la persona puede volver a compartir en familia.

La precaución de los animales es voluntaria
Los animales además del distanciamiento también practican la cuarentena (Imagen referencial)

Los animales, según algunos investigadores, también practican la cuarentena. Pero hay una diferencia crucial entre ellos y los humanos: lo hacen de forma voluntaria. Normalmente los humanos no se aíslan porque sí, por voluntad propia. En oposición, algunos animales, especialmente aves, peces y algunos primates, practican la cuarentena o aislamiento por seguridad o para mantenerse saludables.

Evidentemente, si el animal se separa de miembros del grupo que están enfermos tendrá mayores probabilidades de sobrevivir. Un ejemplo que han logrado observar los investigadores y ecologistas son las langostas espinosas, que tienen la capacidad para identificar a los miembros de la especie que están infectados con el virus 1 de Panulirus argus y evitar el contacto, ya que el mismo mata en promedio la mitad de las langostas jóvenes que suelen convivir en grupos de hasta 20 miembros. En este caso, estos animales acuáticos buscan refugio en grietas en las rocas, corales, esponjas.

Otra conducta que se ha observado en estos animales es que algunos miembros se mantienen solitarios debido a que están infectados con este virus. Una hipótesis de los científicos, según una publicación en la revista Nature de 2006, es que son los rechazados en el grupo debido a su condición. El aislamiento o distanciamiento en los animales va a depender del riesgo que perciban en el hecho de asociarse con el resto del grupo, manada o colmena al que pertenezcan. La prioridad es la supervivencia.

LB

Con información de Nature, El Sumario y otros medios internacionales

El distanciamiento y la cuarentena, también se dan en el mundo animal
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