Veintitrés países se sumaron al acuerdo propuesto por la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI) con el objetivo de crear un estándar que regule las emisiones de CO2, a fin de encaminar el proceso de certificación de las aeronaves hacia el logro de un uso más eficiente del combustible.
Expertos de la OACI informaron que mediante este acuerdo, que se espera consolidar durante la Asamblea General de ese organismo a celebrarse en septiembre próximo, podrá establecerse un mecanismo global, basado en criterios de mercado, que permita reducir las emisiones de dióxido de carbono en la aviación internacional.
No obstante que aún hay que esperar hasta esa fecha para que el acuerdo reciba el respaldo político necesario para entrar en funcionamiento, ya cuenta con el visto bueno y el apoyo tanto de la Comisión Europea como de los Estados Unidos, al ser considerado como un avance importante en los esfuerzos por disminuir las emisiones contaminantes que produce la aviación.
Mediante un comunicado, la OACI informó que este convenio reúne un conjunto de recomendaciones efectuadas por 170 expertos internacionales adscritos al Comité sobre Protección Ambiental de la Aviación de dicho organismo.
Con la puesta en marcha de las medidas que se recogen en este convenio, se pretende alcanzar una reducción en los estándares de emisión de más de 650 millones de toneladas de gases de efecto invernadero entre los años 2020 y 2040, lo cual equivaldría sacar de circulación más de 140 millones de vehículos automotores durante todo un año.
Los efectos reguladores de este acuerdo alcanzarán de manera especial a los aviones de mayor tamaño, ya que el 90% de las emisiones de gases de la aviación internacional provienen de las aeronaves que superan las sesenta toneladas de peso.
Olumuyiwa Benard Aliu, presidente del consejo de este organismo adscrito a la ONU, indicó que las medidas medioambientales aprobadas disponen, además, el cese en la producción de aeronaves que no cumplan con estos estándares a partir del año 2028.
El proceso tiene como objetivo a largo plazo que existan garantías sólidas para la reducción en las emisiones internacionales de CO2 para el momento en que comience a volar la próxima generación de aviones.
LQ