Una nueva celebración del Día del Trabajador obliga en la actual temporada a tomar conciencia respecto a que los cambios que se venían produciendo lentamente, ahora son más acelerados y hasta repentinos. La Responsabilidad Social Corporativa y las nuevas tecnologías vinculadas y combinadas en una estrategia que pone su mirada en el futuro, más que ser de gran ayuda, pasan a ser de ahora en lo adelante herramientas fundamentales para el mundo empresarial, la sociedad y los individuos. La planificación continuará siendo importante, pero cultivar capacidades y habilidades para la adaptación muchísimo más
En un mismo lugar de desempeño, tomando las medidas de seguridad necesarias, o en la modalidad del teletrabajo, pudiendo ser hasta en las casas, el mundo laboral está cambiando

Se habla de la tercera revolución industrial, de la sociedad de la información y también de la economía del conocimiento. Estamos ante una civilización marcada por el impacto de la innovación y los efectos de la aplicación de las modernas o nuevas tecnologías. ¿Esto es enteramente moderno y nuevo? No. Casi siempre ha sido así, desde los orígenes del Homo Sapiens. Pues como decía el español Francisco Izquierdo, toda sociedad humana se caracteriza por estar descontenta de sí misma y por buscar una sociedad ideal más perfeccionada.

¿Ejemplos de tres grandes saltos? Hay muchos, pero citemos solo tres: la rueda, la imprenta y ahora internet.

Por lo tanto, el conocimiento es un instrumento de poder. Quien tiene conocimiento puede adaptarse a los cambios que plantea la evolución. Es decir, que si un trabajador cuenta con el conocimiento necesario para operar dispositivos sofisticados, se posicionará mejor en el mercado laboral que otro que no avance a la par de las nuevas tecnologías. Y si está motivado, mucho mejor.

En medio de estos cambios, la RSC –Responsabilidad Social Corporativa– no puede desligarse de la toma de decisiones por el bienestar no solo de las empresas sino de la fuerza laboral.

Una de las funciones de la RSC tiene que ver con identificar nuevos modelos de gestión que permitan alcanzar en condiciones óptimas las nuevas oportunidades de desarrollo que se presenten en los mercados emergentes, con un impacto social positivo

Se trata de un trabajo arduo que involucra profesionales de diversas áreas: recursos humanos, economía y finanzas, ingeniería, informática, comunicaciones, educación. Todos trabajan de forma conjunta y orientados a un objetivo común, claro está, de la mano de las nuevas tecnologías y uno que otro coach motivacional, conectado con el ámbito del crecimiento personal.

Competitividad y sostenibilidad

Las empresas enfocadas al futuro buscan la consolidación de dos conceptos: competitividad y sostenibilidad. Para lograr esta simbiosis o afianzamiento paralelo y simultáneo es necesario que las corporaciones avancen hacia un nuevo modelo de responsabilidad social, donde el recurso humano sea el foco del desarrollo así como el beneficio de la sociedad.

Es vital que las empresas reconozcan y, sobre todo, respeten las necesidades reales de las comunidades para actuar en consecuencia. No funciona más el modelo basado en lanzar productos al mercado simplemente para obtener ganancias, sin analizar lo que cada sector verdaderamente necesita. Y la respuesta a esta interrogante solo la encuentran a través de un contacto directo y franco con los consumidores.

Es el consumidor quien puede aclarar qué le sirve y de qué manera, lo que necesita para su bienestar y satisfacción. El mercado está lleno de productos que apenas se diferencian de manera ínfima los unos de los otros. En medio de este tema, y más allá de los grupos focales y los grupos de discusión, se llega al punto crucial para el desarrollo sostenible: el talento humano.

Sumar, agregar valor, es algo que el talento humano puede y sabe hacer; debemos motivarlo y compensarlo

El talento del personal en cada corporación es la clave para llenar esta brecha entre las empresas y la sociedad. Pero para que aflore este talento el trabajador debe sentir el apoyo de sus empleadores, debe ser motivado, reconocido y dotado con las herramientas necesarias para brindar su apoyo.

Aunque será tema de otro artículo, polémico por cierto, hay que ir asimilando que la planificación va a estar seriamente afectada, no por la improvisación, pero si por la necesidad de contemplar una constante adaptación.

Un trabajador al que se le reconocen sus derechos, que es motivado a través de salarios justos y capacitación o formación, que goza de un ambiente de trabajo positivo y agradable, es más competitivo y puede aportar ideas brillantes para alcanzar las metas de la empresa. Comunidades que son favorecidas por la acción empresarial, gratifican sus marcas, productos y servicios. Sin duda, el beneficio -no solo comercial sino social- es ya el fundamento y gran propósito de la Responsabilidad Social Corporativa, así como en los años por venir.

GFCh

Tomado y con información de Chequeando Ideas

A propósito del Día del Trabajador: Cómo es el compromiso social de las empresas del futuro